Se quejaba Juan Luis Nepomuceno (subsinspector de policía en Mieres) en su blog (Filo de Espada) por la escasa asistencia de público (12 personas, má o meno) a una charla que tuvo lugar en la Casa de Cultura de Mieres sobre violencia de género. A lo mejor es que el tema interesa poco -vamos que ni fú ni fá- o que en la "Teodoro Cuesta" no hay chigres. No sé si sabe el de los "desvaríos" que Pilar Manjón (Asociación 11 M) se encontró con algo parecido (hombre, más público sí que había, pero tampoco fue como para tirar cohetes) en la presentación del libro sobre los atentados de Madrid. Y Sergio Blanco con sus "Bronces" padeció lo mismo, y Llonguera, y ... Esto es Mieres, amigos, soleado, prejubilado y falto de inquietudes, a pesar de que, desde mi punto de vista, la concejalía de Cultura (y algún que otro colectivo) propone, dispone y se empeña en reactivar la vida del concejo -dentro de sus posibilidades, claro está- programando actividades de tinte cultural que, a priori, se suponen de interés general.
Pero me he desviado sin querer del argumento inicial del post: las elecciones al Parlamento Europeo. La mitad de la población ni se ha enterado de qué va esto, y la otra mitad ni se quieren enterar, ye-ye. No me extraña. La campaña política, que debería orientarnos, ponernos en antecedentes y concienciarnos de la importancia que tienen los comicios europeos, se ha convertido en un "duelo al sol" donde todo vale, en un combate a cara de perro entre las dos formaciones mayoritarias, zafio, barriobajero e insoportable. El "y tú más", se ha convertido en la consigna para destrozar al adversario, ponerle de los nervios y restarle credibilidad -y votos- ante la opinión pública. Los viajes en Falcon (avión de la Fuerza Aérea Española) del presidente del gobierno para acudir a mítines dan para escribir tres quijotes (y no vienen a cuento), y la seguridad que rodea al ex presidente Aznar se emplea como arma arrojadiza con destino a los morros de los populares (lo que tampoco viene a cuento). Debates estériles para unas elecciones que, en general, nos la sudan. Euforia desmedida de unos y catastrofismo subyacente en los otros. Bonito panorama. Escuchar al ministro de Fomento en el programa de Buenafuente hacer campaña (¿?) utilizando como argumento la "hostia al mono" me recordó algún monólogo del Club de la Comedia; del asunto del sufragio ná de ná, pero nos enteramos de que a Rajoy le joden los brotes verdes (hay menos parados). Chachi. Esperaba más de un ministro, desde luego, aunque en un programa de humor puede uno imaginarse lo que se va a encontrar.
Me preguntaba un amigo hace un par de días que si ejercería mi derecho al voto. Torcí el "focicu" porque está uno un poco harto de tanto despropósito. Él, reaccionó como un poseso mientras me decía: "A votar hay que ir, coño, que nos costó un huevo conseguirlo, aunque depositemos en la urna un voto nulo por escribir en las papeletas "mangantes, que sois unos mangantes". Bueno, no empleó precisamente ese término sino otros que, por ofensivos, omito. Y no se trata de ofender sino de ejercer un derecho, aunque lo hagamos a disgusto, bajo los efectos del cabreo o el desencanto y con más ganas de otra cosa.
Imágenes: Casa de Cultura de Mieres y Parlamento Europeo
No hay comentarios:
Publicar un comentario