La cosa, por otra parte, no es grave y el tratamiento sencillo; cambiemos con frecuencia el móvil de mano o reduzcamos la duración de las llamadas. La terapia, en principio, es sencilla, barata y fácil de aplicar, al menos en teoría; aunque ya sabemos lo complicado que puede resultar para algunos seguirla. ¿Quién se acuerda de cambiar el móvil de mano cuando está ensimismado en una conversación interesante, cerrando un negocio, esperando una respuesta de la operadora de Telefónica, o intentado conquistar a la rubia camarera del bar?
En todo caso, inténtenlo; sus codos se lo agradecerán y ustedes evitarán las molestas secuelas que pueden afectar a algunas actividades cotidianas.
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