Labios como espadas, palabras como dagas, situación agónica, datos incendiarios. Los resultados de la encuesta del CIS, correspondientes al mes de mayo, nos ponen a los pies de los caballos. España generó el 40% de los nuevos parados en la UE y lidera el paro de la OCDE con un 18,1% frente al 7,8% de media.
En las cuencas mineras la situación empieza a ser de honda preocupación. Las dificultades por las que atraviesan empresas como Vesuvius, Allas Aluminium, Diasa, Triman, Cevisa, Vetrotool, Kerkus, Rioglas, Enferbús y Astersa, y los problemas laborales que han generado, ha movido a un grupo de trabajadores a constituir el "Colectivo de Trabajadores de la Cuenca del Caudal", colectivo que se manifestó ayer por las calles de Mieres, en un número cercano a los 300, por el empleo en la comarca y ante la avalancha de despidos y regulaciones que se están produciendo. "Contra el paro juvenil, unidad y a combatir", fue una de sus consignas.
Se quejan de que muchas de las empresas mencionadas "han sido subvencionadas con el dinero de todos y su situación actual demuestra el fracaso de la reindustrialización de las comarcas mineras y el engaño de la continua reconversión en la que estamos inmersos". No se han librado de sus críticas ni los sindicatos ni los políticos. Los primeros, por su "política de pactismo que ha llevado a las comarcas mineras a una situación insostenible de paro, precariedad y desarraigo poblacional". Y los segundos, "por no haber sabido canalizar ni fiscalizar la ingente cantidad de recursos de los fondos mineros que han recibido las empresas en los últimos años".
Estas manifestaciones no han sentado nada bien ni a las organizaciones sindicales ni a los grupos políticos, que respetan, pero no comparten estas opiniones. Sin embargo, las cifras, los datos, están ahí, nos engullen y no pueden maquillarse (para colmo, hoy mismo, el gobierno sube los impuestos que gravan la gasolina -2,9 céntimos- y el tabaco -19 céntimos. A joderse de nuevo las rentas más bajas. Además, el ejecutivo estima que el paro alcanzará el 19%). De la misma forma, tampoco pueden maquillarse la frustración, la impotencia y la desesperación de los trabajadores, públicas, notorias y expresadas abiertamente, sin miedo (¡ay, el miedo!). El barómetro nos indica que la preocupación de los españoles por el paro alcanza su máximo histórico, según el CIS.
Sin trabajo no hay futuro ni esperanza. Mientras, unos dicen que los brotes verdes deben cuidarse para que sigan creciendo y solicitan 17.000 millones de euros para abonar el desempleo (el ejecutivo), y otros apuntan que los brotes verdes son de marihuana y se los ha fumado el gobierno (los populares). No obstante, ni una cosa ni la otra consuela a quienes han perdido su modus vivendi y luchan por sobrevivir. Seamos, pues, comprensivos y entendamos que la situación no admite paños calientes ni torcer el gesto porque unos trabajadores manifiesten abierta y libremente lo que piensan y hayan sido políticamente incorrectos. Imagino que cada uno conoce al dedillo cuál es su papel en toda esta historia, el grado de implicación y su responsabilidad. Y lo único intolerable es la mentira, la corrupción, la caida en picado de la producción y la pérdida continua de puestos de trabajo, una sangría que no cesa.
Ahora, que cada uno analice y valore la situación, pero a pie de campo, metiéndose si es posible en el pellejo de quienes las están pasando canutas, y sin venda en los ojos ni partidismos. Por estos lares casi todos estamos de acuerdo en que el proceso de reindustrialización ha sido un sonoro fracaso (y nos duele en el alma), con la honrosa excepción del campus de Barredo (que sin nuevas titulaciones será tan protagonista como el muerto en el entierro). Salvo que alguien nos demuestre lo contrario.
Fotos: manifestación de los trabajadores del Caudal
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