Quería morderme la lengua, pero si lo hago me enveneno el alma y la razón; demasiado precio por un silencio. Por lo tanto, voy a explicar el asunto. Cuando leo que a la diputada del PNV Garbiñe Sáez le han concedido una vivienda de protección oficial a pesar de que sus ingresos anuales ascienden a 67.000 euros, me quedo patidifuso. A ver, además de que la tía hace gala de una desfachatez supina, ¿cómo cojones se come eso y quién da el visto bueno al chanchullo? Fácil, aplicando la teoría de las dos varas de medir, incide mi amigo Manolo. ¿Pero ese tipo de viviendas no están destinadas a personas con escasos recursos? A lo que se ve, no, campeón. La clase política es de otra pasta y hay reglas, normas que no rigen con ellos. ¿Por qué crees que se dedican a ella los que se dedican a ella, pardillo?
Me da realmente por el saco el pelotazo de la diputada porque María (mierense) -hace dos años aproximadamente-, en una promoción de VPO (La Peña y Mayacina), promovida por el Principado de Asturias y cuyas solicitudes debían presentarse en el Ayuntamiento de Mieres, fue excluída de la relación de solicitantes admitidos porque la renta que abonaba en el piso de alquiler que le daba cobijo era muy pequeña, 125 euros mensuales (habría sido admitida si el alquiler hubiera sido de 400 euros, tiene gracia). Su salario ascendía a 800 euros al mes; o sea, que malamente percibía al año más de 12.000 euros. Comparen con los 67.000 de la diputada alavesa y luego valoren.
Estas cosas me dan una congoja infinita y me hacen renegar de la clase política que chanchullea al amparo del cargo y con la complacencia de los amiguetes. Su partido, claro, la respalda (el rebaño tiene que estar unido y hay que cuidarlo) sin el menor rubor. Y yo, que soy un crédulo empedernido, no me lo quiero creer y para reafirmar mi fe me repito insistentemente que son honrados. Hasta que Manolo me sopla una hostia como un mandil y me restrega el periódico por los huevos (Periodista Digital, 09-06-09), digo, por los ojos. Perdona, chico, -se disculpa- pero es que estás en la puta inopia.
A la joven en cuestión no se le ha detectado el más mínimo sonrojo. El chollo de la política continúa y sigue dándonos motivos para admirar a quienes viven de ella. ¿Cuántos casos similares en toda España se solapan o no trascienden a la opinión pública? No lo sé, pero me gustaría saberlo. Si alguien dispone de esa información, por favor, transmítamela. Se gratificará.
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