Un gato negro (Juan Aguirre) y un dragón rojo (Eva Amaral) sobrevolaron Mieres para aterrizar en el estadio Hermanos Antuña y ofrecer un concierto antológico. Para ser sincero no tenía la más mínima intención de asistir (no todo el repertorio de Amaral es de mi gusto, para qué nos vamos a engañar), pero a última hora me dije, ¿por qué no? Y allá que me fui para comprobar mi teoría de que un músico, un artista, ofrece su verdadera dimensión y valía en el directo. No defraudó Amaral, que presentó el aliciente de contar en su banda con un músico mierense (a quien Eva Amaral presentó con mucho énfasis), Iván González "Chapo" (bajista) de familia conocida ya que su madre dirige el Centro de Mayores y su tío regenta La Carbonera, conocido bar de copas.
No defraudó Amaral, decía, en su concierto. Impecable sonido, buenos músicos, y ella pletórica de voz, aunque por momentos me pareció que se reservaba ligeramente. Tablas, conexión con el público, que coreó sus temas más universales, complicidad. Todos los ingredientes para que el concierto fuera un exitazo. Al final todos contentos y, por mi parte, sólo un pero: poco público (aunque digan que había tres mil, pero a mi no me lo parecieron) para acompañar a unos artistas de la talla de los maños.
Con Amaral se nos fue la melancolía y nos devolvió de nuevo a la vida. Bendita resurrección.
Nota: El video no es bueno, pero sirve para comprobar la calidad del sonido.
2 comentarios:
Tuve la suerte de escucharlos perfectamente desde casa... Opino como tú en todo.
A disfrutar de les fiestes
Magnífico concierto. Para recordar, Nos vemos en San Xuan
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