Braulio Antuña en la presentación de su libro |
El abogado mierense Braulio Antuña presentó ayer en la Casa de Cultura Teodoro Cuesta, de Mieres, su segundo libro, "Alguien me puede decir dónde puñetas están mis maletas", en el que trata, básicamente, de los derechos de los pasajeros aéreos.
En la presentación de la obra estuvo acompañado por Marta Magadán, editora de Septem, Diana González, concejala de Cultura del Ayuntamiento de Mieres, y Mª Antonia Fernández Felgueroso, Procuradora General del Principado de Asturias. En el acto, que se desarrolló en un ambiente distendido, simpático y didáctico, intervinieron todos los miembros de la mesa ante un público que llenaba el salón.
Decía Braulio Antuña durante su intervención -plagada de anécdotas y experiencias- que
recuerdo lo ocurrido hace unos años que presenté un proyecto a la Universidad de las Cuencas para la realización de un curso básico sobre los derechos de los consumidores, el comercio minorista, derechos de los pasajeros aéreos, derechos de los turistas, cómo funciona la junta arbitral de consumo, etc. El primer día de clase me presenté a las puertas del colegio donde se realizaban los distintos cursos y me asombré por la cantidad de gente que estaba esperando para entrar; conté, por alto, más de cien personas. Cuál no sería mi sorpresa cuando veo que al aula donde yo daría el curso habían entrado cinco personas, aunque más tarde entró una sexta, que debió de confundirse. El resto había desaparecido como por arte de magia. Pregunto y me dicen que en el aula de al lado había un curso de "danza del vientre y bailes de salón", y que en el otro de más allá otro sobre "cata de vinos" que ocupaba dos aulas. En la planta baja había otro sobre "cómo ser feliz con la risoterapia". Ni que decir tiene que mi curso nunca más se realizó. Hasta aquí nada que objetar, el ciudadano es soberano y los cursos se hacen en base a la demanda de los ciudadanos.
Y continuaba Braulio, poniendo cara de pillo y con un acento socarrón:
es estupendo y magnífico (en serio) que todos en esta vida sepamos bailar el chachachá, la conga de Jalisco, el mambo, la batuka, la sardana, el pericote y hasta sevillanas, porque uno no sabe nunca dónde va a tener la oportunidad de demostrar sus dotes de bailarín; y debemos estar preparados. Es admirable poder distinguir un vino reserva del 78 de otro del 79, y ver cuál de ellos marida con una crema de lentejas al vapor. Genial aprender a envolver cajas para regalo; y qué mejor que sobrellevar el tiempo practicando la risoterapia. Pero ... ¡coño!, luego no se puede ir por la vida dejando entrar en tu casa a un señor que dice que viene a revisar el gas de la vivienda, cuando no lo tienes; o desconociendo que hay que pedir presupuesto previo para que no te pilles los dedos, o ignorando tus derechos como pasajero aéreo y te dejen en tierra, sin ningún tipo de información o indemnización, teniendo billete de avión.
En fin, que la presentación del libro fue un cursillo acelerado sobre los derechos de los pasajeros aéreos. Ya se encargó el señor Antuña de recordarnos que, efectivamente, tenemos esos derechos y que el libro puede sernos de suma utilidad en nuestros viajes a lo largo y ancho de este mundo, donde nos vamos a encontrar con una ingente cantidad de listillos que van a intentar torearnos, someternos a un entrenamiento intensivo de paciencia o pasarse por el arco del triunfo nuestros derechos y nuestras reivindicaciones. Recomendado para viajeros empedernidos, para quienes están hasta el moño de que les tomen el pelo, para aspirantes a justicieros y ciudadanos en general, que el saber nunca está de más y no ocupa lugar. Además, menudo gustazo el poder vacilarle con la ley en la mano a quien nos intenta vacilar o chulear, que en eso hay auténticos maestros en el planeta.
Mi deseo -decía el autor al finalizar el acto- es que el libro se abra con expectación y se cierre con provecho. No es un libro erótico -remataba- a pesar de que en él se habla de la teta asustada, de la muchacha de las bragas de oro, o de piernas de perfil.
Genial Braulio Antuña, que cautivó a la concurrencia con una exposición ágil y amena, y que se ha descolgado con una obra autorizada para todos los públicos llamada a ser un manual de referencia para los pasajeros aéreos. Enhorabuena, fenómeno.
1 comentario:
creo que me lo voy a tener que comprar!! eso de viajadores empedernidos... me incluye claramente!
Muchas gracias por el blog! :)
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