jueves, 15 de enero de 2009

MARCELINO ESCUDERO

Desde la parte alta de nuestro Valles, se pueden ver los colores mas hermosos existentes: El azul de nuestros cielos que nos arropa permanentemente contemplados por aquellos seres queridos que se nos fueron, el blanco inmaculado de las cumbres, el esperanzador verde de nuestros valles y, envuelto por todos ellos, el rojo de la solidaridad de todos cuantos dan algo de su vida por los demás y por mantener viva la imagen de quien nunca nos abandonará. TÚ, ESTAS ENTRE ESTOS

Gracias por ser como eres

Un fuerte abrazo

Este fue el mensaje que Marcelino me envió en las pasadas fiestas navideñas (intentando darle consuelo a mi dolor, que hizo suyo), ilustrado con esta foto, en la que se le ve (a la derecha) con un amigo. Esas palabras nos dan una idea clara de lo que llevaba dentro Marcelino; una persona sin dobleces, un ingeniero, expolítico, escritor, montañero y ser humano solidario. En todos esos campos puso siempre el alma y el corazón.

Cuando se va alguien con quien has compartido buenos momentos, que ha colaborado contigo en multitud de ocasiones, alguien con quien había una "química" espontánea, natural, alguien que no tenía lado oscuro, ni reverso; una persona dialogante, preocupada por su entorno, por su pueblo, por su gente, predispuesta siempre a colaborar en una buena causa. Cuando se va alguien - decía - que reúne todas estas cualidades, lo primero que se te viene a la boca es: "joder, otro de los buenos que nos abandona". Pero así es la vida, injusta, puñetera, desagradecida. Y digo desagradecida porque bien podía hacer una excepción en algunos casos: "déjale vivir una poco más,coño, que está haciendo el bien, que se le quiere por ello, que tiene ideas, que es generoso, desinteresado, siente lo que hace, lo vive y todos nos beneficiamos de ello.

Marcelino se interesaba por la historia de su pueblo (Turón), dejó constancia escrita de ello y al frente del Coro Minero alcanzó cotas que parecían imposibles. La naturaleza era otra de sus múltiples pasiones y los amigos, la familia ... fue un ser especial, de una sensibilidad poco común y, como yo (en eso, como en otras tantas cosas, éramos afines), vivía y dejaba vivir. Hacía su trabajo sin preocuparse de la crítica y, como la hormiguita, en silencio, poquito a poco, paso a paso, sin prisa, al margen del reconocimiento a una labor minuciosa y trascendente. Eso era secundario para un hombre de su formación, talento y talante.

Con gran tristeza y dolor te llora el Coro Minero, al cual te entregaste tú con tesón y con esmero; y además de presidente fuiste amigo y compañero. Estas palabras - réquiem de sus compañeros del Coro Minero - le definen tal cual.
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Una pérdida sensible, un hombre del pueblo al que va ser imposible olvidar.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias or expresar en palabras, lo que no nos sale en este momento a muchos de nosotros.
Un primo e Marcelino.

Anónimo dijo...

Como él hay pocos, por eso es importante resaltar su labor a ver si así otros siguen su ejemplo en esta sociedad cada vez más deshumanizada y egoísta. Los valores de la sencillez y la entrega desinteresada que atesoraba fueron para mí un estímulo que quizá no pude agradecerle lo bastante.

Anónimo dijo...

Querido Marce, tu amistad, amigo mío, fue una gran lección que aprendí de golpe, pero fue el conocimiento más profundo y más maravilloso que jamás ha entrado en mi vida.
Fuiste una gran persona, bueno, con un corazón que no cabía en tu cuerpo.
Poseías capacidad y talento, y aceptabas la opinión de los que carecen de ello.
Tu ausencia nos va a acompañar por el resto, que encuentres la paz, queridísimo amigo. La vida sigue con sus mezquindades, sus puñaladas y decepciones, sus alegrías y sus risas, pero hoy para mí hay un paréntesis: hoy ha muerto un amigo.

P.D.
Como sé que no volveré a verlo nunca se me ha ocurrido que este es mi pequeño homenaje y mi recuerdo para alguien que fue simplemente un amigo