jueves, 13 de noviembre de 2008

RIVALIDAD


La rivalidad entre carbayones y gijoneses daría para escribir varias enciclopedias y se transmite de generación en generación como un cromosoma maldito. Al enemigo ni agua, suele decirse, y dada la situación de unos y otros, el cachondeo - sano, ¡eh!, que no se me mosquee nadie - está a la orden del día.

El todo caso, los hay que aprovechan el momento porque nunca se sabe cuando dará la vuelta la tortilla. La risa va por barrios - eso también es sabido - y las sonrisas de hoy pueden tornarse en lágrimas mañana. Así que los del Gijón a disfrutar mientras se pueda y los del Oviedo, paciencia, que todo llega en la vida.

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