Los cuidados paliativos consisten en la atención integral, individualizada y continuada de personas con enfermedad en situación avanzada y terminal y a sus familiares, que viene caracterizada por la presencia de síntomas múltiples, multifactoriales y cambiantes, con alto impacto emocional, social y espiritual y que condicionan una elevada necesidad y demanda de atención.
El principal objetivo es la mejora de la calidad de vida y el confort, definidos estos por el enfermo y la familia, y los instrumentos para la consecución de este objetivo han de ser individualizados y son:
Control y alivio de síntomas.
Apoyo emocional y comunicación.
Apoyo y mejora de la estructura familiar cuidadora.
Los pacientes de cuidados paliativos se caracterizan por un patrón de alta necesidad y alta demanda que se define por la situación de su enfermedad, y que viene caracterizada por un perfil de:
Enfermedad incurable, avanzada y progresiva.
Con escasa posibilidad de respuesta al tratamiento específico.
Con una evolución de carácter oscilante y con frecuentes crisis de necesidades.
Con intenso impacto emocional y familiar.
Repercusiones sobre la estructura cuidadora.
Pronóstico limitado de vida.
Bajo esta definición, son pacientes susceptibles de atención de cuidados paliativos aquellos con enfermedad evolutiva en situación avanzada y/o terminal de cáncer, SIDA, demencia, enfermos geriátricos y otras enfermedades evolutivas avanzadas y/o terminales.
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