Perdemos población, las cifras de parados asustan, el declive industrial ha tocado fondo, el campus de Barredo no acaba de despegar, la reindustrialización brilla por su ausencia y, como consecuencia, la cuenca del Caudal empieza a parecerse a un fantasma.
Sesenta asociaciones del municipio mierense respaldan las declaraciones de José Fernández, director del IES Bernaldo de Quirós, sobre el campus. Hasta la fecha, solamente Agustín Casado y otros miembros de la Plataforma Pro Campus Universitario de Mieres se habían mostrado críticos con la forma de gestionar los equipamientos y titulaciones por parte de los rectores universitarios y el Principado. Ahora se une una persona relacionada con la educación y la docencia, apoyada por la mayoría de asociaciones culturales, de vecinos, de padres, etc., de la comarca del Caudal.
Superado el trauma del Plan de Bolonia -una cortina de humo cojonuda para justificar el estancamiento del campus de Mieres en cuanto a titulaciones se refiere- no caben más demoras para dotar de contenidos un proyecto que ha supuesto una millonaria inversión y que -como bien dice José Fernández- "no entiendo cómo sigue estando vacio". Nosotros tampoco lo entendemos.
Es una gozada comprobar que la sociedad civil se mueve, que las fuerzas vivas empiezan a inquietarse, a quitarse de encima el efecto adormidera. Ya no caben más cuentos. Hay que exigir titulaciones y dejarnos de milongas. Mieres se juega buena parte de su futuro cercano con el campus (no hay otras inversiones a la vista que puedan fortalecernos). 22.000 millones de las antiguas pesetas tienen canto. Pues que se vea. Los edificios sin contenido no sirven para nada, eso es algo en lo que todos estamos de acuerdo. Y los nombres rimbombantes -cátedras, Soft Computing, Observatorio de Biodiversidad, Laboratorios de Comunicación no verbal (¡Mamma mía!)- puede que nos den "empaque", pero lo que aquí necesitamos son nuevas titulaciones que potencien realmente el campus y revitalicen la vida social y económica del municipio. Lo demás es intentar marear la perdiz, lanzar al aire cortinas de humo (como dije antes), desviar la atención y tomarnos el pelo a los mierenses. Bien dicho, Pepe; compartimos tu forma de pensar y esperamos que no caiga en saco roto.
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