Son como niños y lo demuestran en una fiesta tan peculiar como el carnaval, especialmente deseada por los más peques porque les permite disfrazarse y eso les motiva de una manera particular al ver cumplidas algunas de sus fantasías. Solos o acompañados por sus padres, desfilaron en Mieres con orgullo y sin el más mínimo complejo. Todo forma parte del juego de la infancia y es una gozada poder imitar a sus héroes, ser estrellas o reivindicar la paz en el mundo.
2 comentarios:
La única inocencia que nos queda en este mundo, la de los niños (también la de "algunos mayores que son como niños").
Y la de algunos pardillos como nosotros, altruistas y bonachones
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