Lo del portero del Tuilla merece capítulo aparte. Yo no daba crédito a lo que estaba contemplando. El cancerbero visitante dedicó gran parte del choque a obsequiar a los aficionados caudalistas con peinetas, pérdidas continuas de tiempo, insultos a la grada y gestos semiobscenos (amagó con bajarse el pantalón al menos en un par de ocasiones). Además, nos cantó la de "los cinco lobitos", palmas de la mano bien abiertas (restregándonos continuamente el 5 a 0) y se revolcó por el césped "desmayándose" sobre el balón (como si le hubieran pegado tres tiros) cada vez que el esférico llegaba a su área sin peligro alguno para su portería. Patético, infantil e insufrible. El ínclito Adrián dio un auténtico curso de chulería en sólo noventa minutos y a punto estuvo de provocar una alteración del orden público si no llega a ser porque al final del partido el Presidente caudalista frenó los ímpetus de algunos socios que estaban hasta los cojones de aguantar la prepotencia y la falta de respeto del guardameta visitante.
No se entiende la complacencia del árbitro -incomprensible su ceguera- con este auténtico fantasma -que en la edad media, no tengo la menor duda, habría sido un magnífico bufón del rey- y llama poderosamente la atención porque, al margen de los desaciertos del colegiado, pudo haberse armado la de Dios es Cristo en el estadio mierense. Y todo por culpa de los "numeritos" de un mindundi que denigra la profesión de futbolista y de un árbitro permisivo hasta límites insospechados.
El señorito Adrián (culpo a su juventud de ese desdichado, incorrecto e inoportuno comportamiento), debería de haberse ido a la ducha al menos cinco veces; eso si el árbitro hubiese tenido la profesionalidad que se le presupone. Es intolerable que la provocación continua se quede sin el merecido castigo y flaco favor le hace al fútbol un comportamiento tan fuera de lugar, tan grotesco -sí, grotesco, porque algunas acciones del señorito rayaban en el ridículo- y tan desmedido.
El portero del C. D. Tuilla en el transcurso del partido |
2 comentarios:
Curioso es que se pida opinar sin ofender justo antes de escribir algo en este libelo. Curioso pues el ínclito autor de estos artículos dignos de Larra no hace más que injuriar y faltar, en este caso a un futbolista.
He perdido la cuenta de los insultos que aparecen en este ciberpanfleto.
Ay, lo que es ver la paja en el ojo ajeno y no ver la vigaen el propio.
En fin, el deporte es para pasarlo bien, aunque usted no lo entiende, así que no le dedicaré ningún epíteto de los que se merece.
Ahora le dejo para que pueda seguir insultando a la gente.
Te pregunto, anónimo, ¿te has leído el artículo? Me parece que no, pero todas las opiniones son válidas, incluso la tuya. Otra pregunta, ¿viste el partido? Lo dudo, pero si te parece correcto el comportamiento de Adrián, debes hacértelo mirar.
Un saludo.
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