domingo, 3 de abril de 2011
KIKE CARBALLIDO
Se murió el mes pasado, en silencio, como sin querer molestar a nadie. Sus amigos nos enteramos quince días después, casi de casualidad. El 28 de marzo, en Gijón, acudimos (Pardo, Mª Jesús, Juan Luis, Velino, Susana y yo) a una misa en su recuerdo. Le dimos a su viuda nuestras condolencias y pasamos el mal trago como buenamente pudimos. Era buena gente, sin más (lo que no es poco en esta época convulsa y de turbulencias), y pertenecía al selecto grupo del Club Ancla. En la foto, tomada en una de esas comidas que anualmente organizamos, está entre Violeta y Gelu Solís.
Descansa en paz, Kike, y que sepas que cuando un amigo se va, queda un espacio vacío (y no lo digo por decir). Qué menos, por tanto, que dedicarte un último -quizá penúltimo, quién sabe- recuerdo en esta bitácora en la que se daba fe de nuestros encuentros anuales. Hasta siempre.
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