viernes, 8 de abril de 2011

NECESIDAD OBJETIVA

Eurodiputados en el parlamento europeo

Tiene toda la razón el Sr. Vidal-Quadras (eurodiputado del PP y vicepresidente del Parlamento Europeo, toma ya) al negarse a viajar en clase turista. Faltaría más. En esa clase vas con las rodillas pegadas al asiento que tienes delante (argumento de peso, ¿eh?) y es una incomodidad manifiesta, una tortura peor que la de estar obligado a ver 24 horas ininterrumpidas el Sálvame de Luxe. Como efecto colateral, llegas al trabajo hecho unos zorros y, evidentemente, no rindes porque tienes más ganas de recuperarte en la suite presidencial de un cinco estrellas que de debatir y aprobar la congelación de los sueldos y dietas de sus señorías, medida que, evidentemente, le afecta (y hay que ser gilipollas para recortarse a uno mismo el sueldo). Esa es la necesidad objetiva del tal Vidal -miembro del clan de los caraduras (hay más que piensan como él y votan lo mismo: no a perder sus prebendas)-, a quien le entra la risa floja viendo cómo los demás nos apretamos el cinturón (a propuesta de gente como él, ladrones de guante blanco que llevan toda la vida viviendo de la política) mientras que él -y otros como él- viajan en business, multiplican sus privilegios y viven como césares porque la crisis no va con ellos (lo menciono por si todavía alguien no se había percatado del asunto). Y aquí está la prueba palpable de lo que digo: Los eurodiputados tienen pagado hasta el exceso de equipaje (pinchen en el enlace y asómbrense).

Si son para todo así no me extraña que España esté como está, que Europa -la vieja Europa ¿ahora unida?- esté dividida, con países de primera, de segunda y de tercera,  y que el mundo -el primero, el segundo y el tercero- sea un avispero, un foco de conflictos bélicos, de desigualdades, de contrastes (pobreza-riqueza), condenado a una caída inevitable. Nerón quemó Roma y estos caraduras nos están quemando con el fuego que les calienta. Pasen, vean, créanse sus mentiras y/o delirios y vótenles para que sigan haciendo lo mismo (nunca van a cambiar la ley electoral porque nadie tira piedras contra su propio tejado).

Buff, cómo relaja ésto; el pataleo, quiero decir, aunque no sirva para nada porque, como es sobradamente sabido, tenemos lo que nos merecemos.

Foto: El Confidencial

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