De vez en cuando alguien nos susurra al oído: "qué coño haces en este mundo"; y entonces se nos enciende la luz y reflexionamos, aunque no nos sirva de nada porque los mercados, el trabajo y otros duendes maquiavélicos nos tienen pillados por los huevos.
En este cortometraje hay un niño que no desea que le vuelvan a preguntar qué quiere ser de mayor y que piensa que la gente no es feliz y que todo se reduce a quince días en agosto durante los que tratamos de olvidar los otros trescientos cincuenta.
No dejes de ver el vídeo. Es una gozada, y tan real como la vida misma.
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