Enferbús, Álvarez González, Diasa, Arcelor, Rioglas, la enseñanza, el transporte, la sanidad, el campo, los funcionarios de la Administración Pública, los estudiantes contra el "Plan Bolonia"... ¿estamos en el preludio de un gran incendio o hay bomberos capacitados y suficientemente preparados para sofocar las llamas provocadas por los conflictos laborales sectoriales?
Huelgas, manifestaciones, despidos, protestas, descontento, expedientes de regulación de empleo, impago de nóminas, se suceden. La cuerda suele romperse por el lado más débil y la crisis se ceba con los ciudadanos de a pie, esos que no tienen reservas para afrontar los periodos de vacas flacas porque los salarios no dan para más. Y sin empleo, ¿cómo sobrevivir? Que no nos hagan pagar la crisis, rezaba una de las pancartas que portaban los manifestantes en la protesta de Enferbús que recorrió las calles de Mieres. Las mil almas que se manifestaron no pueden conducir un autobús, ni cien mil atender las urgencias sanitarias, ni un millón impartir clases en los centros educativos de la región, por mucho que la solidaridad y el deseo empujen para poner fin a los conflictos y que las aguas vuelvan a su cauce. Son otros los que tienen la llave que abre las puertas de la solución. Hay conflictos que se enquistan de un modo cerril, víctimas de la intransigencia y el abuso, y cuya única salida estriba en la aplicación de cordura y cesión de derechos (por parte de las partes enfrentadas, lo que incluye a quienes tienen la sartén por el mango).
Casualmente, el presidente del Gobierno ha afirmado hoy en el Congreso que las medidas anticrisis ya han dado "los primeros efectos positivos". Vale, pero date una vuelta por aquí y nos lo cuentas porque la paz laboral está en riesgo y empezamos a darnos cuenta de que la crisis va en serio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario