En este mundo donde los seres que lo habitan están demasiado acostumbrados a creerse el ombligo del mismo, a cogérsela con papel de fumar, a masacrar al de al lado por el mero hecho de "trepar", al "quítate tú, que me pongo yo", a aplicar sin medida ni mesura aquello de que el fin justifica los medios, a decirle al adversario (que no enemigo) "o estás conmigo o estás contra mí", a llenarse la boca con palabras como solidaridad, comprensión, paz y otros términos similares que a la postre se quedan casi siempre en simples cortinas de humo, vacíos de contenido, el ejemplo que nos dan los protagonistas de este video debería hacernos reflexionar seriamente sobre cuál es nuestro papel en la vida y cómo lo desempeñamos, sobre nuestro comportamiento con respecto a las minorías, a los seres marginales, y sobre nuestra conducta con respecto a las demás personas, conocidas o no, que comparten espacio y tiempo con nosotros.
Completar de la forma que se ve en las imágenes del vídeo el triatlón "Ironman", que te exige nadar 2,4 millas (3,86 kilómetros) en el océano, recorrer en bicicleta 112 millas (180,2 kilómetros), y terminar chupándote 26,2 millas (42,195 kilómetros) de maratón puro y duro a lo largo de la costa de Big Island, no está al alcance de cualquiera. Para eso hay que tener un corazón gigante, unos cojones como los del caballo de Santiago, un sentido de la responsabilidad inconmensurable y un amor tan enorme que te permita superar barreras que parecen infranqueables. Además, por supuesto, de una preparación física impresionante y una capacidad de sacrificio ilimitada.
Si después de ver el vídeo no se te han removido las entrañas y sigues pensando que lo más importante de tu vida eres tú mismo, tienes todas las papeletas para ser el más tont@ de todos los tont@s y un peligro andante. Si por el contrario miras p'adentro y decides cambiar los filtros del alma, aun no estás perdid@ para la causa.
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