Son como niños y lo demuestran en una fiesta tan peculiar como el carnaval, especialmente deseada por los más peques porque les permite disfrazarse y eso les motiva de una manera particular al ver cumplidas algunas de sus fantasías. Solos o acompañados por sus padres, desfilaron en Mieres con orgullo y sin el más mínimo complejo. Todo forma parte del juego de la infancia y es una gozada poder imitar a sus héroes, ser estrellas o reivindicar la paz en el mundo.
La única inocencia que nos queda en este mundo, la de los niños (también la de "algunos mayores que son como niños").
ResponderEliminarY la de algunos pardillos como nosotros, altruistas y bonachones
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